Capitel doble con la escena de las Tres Marías
Románico
Segunda mitad del siglo XII.
Ubicación original: Iglesia
Una de las escenas más frecuentes en el arte románico es la de las Tres Marías ante el sepulcro, símbolo de la Resurrección de Cristo. En este capitel, el pasaje se enriquece con otros dos momentos esenciales del ciclo de la Resurrección: el “Noli me tangere”, la aparición de Jesús a María Magdalena, y la duda de Santo Tomás.
Las tres mujeres se dirigen al sepulcro con los óleos en las manos veladas, dispuestas a ungir el cuerpo de Cristo. Un ángel las recibe para anunciarles la buena nueva: Cristo ha resucitado. A los pies de la escena, duermen los soldados encargados de custodiar la tumba, ajenos al milagro que acaba de suceder.
En el lado izquierdo del capitel se representa el “Noli me tangere”, una de las imágenes más repetidas en la iconografía románica. María Magdalena, arrodillada ante Cristo, extiende los brazos hacia Él, mientras Cristo se inclina ligeramente hacia atrás y alza la mano derecha en gesto de detenerla, recordándole sus palabras: “No me toques, porque aún no he subido al Padre.”
En el lado derecho se desarrolla la duda de Santo Tomás, episodio narrado en el Evangelio de San Juan. El apóstol, incrédulo ante el testimonio de los demás discípulos, se niega a creer en la Resurrección hasta ver y tocar las heridas de Cristo. En la escena, Jesús muestra el agujero provocado por la lanza en su costado, confirmando así la realidad de su victoria sobre la muerte.
Este capitel, de excepcional calidad, se situaba originalmente en el arco triunfal de la iglesia del monasterio, donde formaba parte del ciclo escultórico de la Muerte y Resurrección de Cristo. Su modelo iconográfico tuvo una amplia difusión en la comarca, siendo reproducido en otras iglesias como las de Revilla de Santullán, Vallespinoso de Aguilar o el monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos, donde se conservan versiones inspiradas en este magnífico original de Santa María la Real de Aguilar de Campoo.






