Ermita de Santa Cecilia de Aguilar de Campoo
Madera de haya
Escuela Taller Santa María la Real (1980 – 90)
Construcción original de finales del siglo XII y principios del XIII
Ruta por el románico del río Pisuerga y el embalse de Aguilar de Campoo
Nos encontramos frente a la maqueta que representa a la iglesia de Santa Cecilia, uno de los templos más interesantes del románico palentino y que sirvió de parroquia al barrio de Santa Cecilia, ubicado en la ladera del castillo. Esta maqueta, realizada en madera de haya, fue elaborada por los alumnos de una de las primeras escuelas taller de España, localizada en nuestro monasterio.
El templo que reproduce esta pieza se levanta en un enclave privilegiado, en las faldas del castillo de Aguilar de Campoo, dominando el valle y acompañando desde hace siglos el discurrir del río Pisuerga. Su silueta, con la torre ligeramente inclinada, forma parte inseparable del paisaje histórico y espiritual de la villa. El edificio románico se asienta sobre un terreno de poca estabilidad, lo que provocó, con el paso del tiempo, la aparición de grietas y la inclinación de la torre. Con el objetivo de acondicionar y consolidar el terreno, se acometieron trabajos de restauración en los años sesenta, momento en el que también fue declarada Monumento Histórico-Artístico.
Los estudios llevados a cabo en el edificio han permitido distinguir tres fases constructivas: la primera, a finales del siglo XII, cuando se erigió un sencillo templo románico con una cabecera semicircular y una única nave; la segunda, a principios del siglo XIII, en la que se configuró el edificio tal y como lo conocemos hoy, con sus tres naves; y la tercera, entre los siglos XVI y XVII, en la que se reedificó el ábside central.
El elemento más destacado de la iglesia es su torre prismática de tres niveles. Levantar una torre suponía un esfuerzo económico que muchas veces la comunidad no podía asumir; por ello, en muchos templos se optó por una espadaña, más sencilla pero igualmente eficaz, que se convertiría en un símbolo del románico palentino. En este caso, sin embargo, el deseo de dotar al templo de una presencia imponente llevó a construir esta torre esbelta, decorada con capiteles donde conviven motivos vegetales y animales fantásticos del bestiario medieval.
Si te animas a visitarla, podrás descubrir en su interior una de las joyas de la iconografía románica: el capitel de la Matanza de los Inocentes, una delicada pieza esculpida en una cremosa piedra dolomía. En él podemos ver a Herodes, rodeado de soldados que, vestidos con cota de malla, degüellan a los infantes, mientras las madres, horrorizadas, observan la escena. Otros capiteles muestran el sacrificio de Isaac, la venta de José, un combate entre guerreros y la lucha de un soldado contra un cuadrúpedo.










